¿A quién le gusta Noviembre? Es un mes extraño, de transición hacia la euforia navideña de diciembre y enero. Es un espacio de tiempo en el que se mezclan las lluvias, las nieves, el sol, el calor y el frío.
Un caos que genera un paisaje extraño, casi alienígena, que da una visión diferente y única a todo noviembre. Las hojas cayendo y danzando al son del viento, posándose en los charcos en lugares como:
El parque del Retiro, un lugar clásico de Madrid y uno de los más bonitos. En esta estación no pierde su magia, sino que aumenta exponencialmente. Todos sus árboles teñidos de un precioso color anaranjado, las hojas mojadas por la lluvia y el rocío en la hierba. Pocas cosas se comparan a este lugar en estas fechas. De todo el Retiro, el Palacio de Cristal es probablemente el que más nota este cambio y el que más se beneficia de él. Este pequeño reducto del parque es, junto con el paseo principal, uno de los mejores lugares que, con chaqueta, se disfrutan igual que sin ella.
Puede parecer casi un chiste, pero es verdad. Las grandes avenidas y calles de Madrid son una experiencia como ninguna otra, pero lloviendo se convierten en un lugar mágico. Todo lo que habías escuchado de grandes montones de gente moviéndose a empujones no se cumple en estos días. En otoño las lluvias no disuaden lo suficiente y en Navidades las prisas por las compras de última hora no dejan disfrutar de un agradable paseo. En noviembre todo se sustituye por vías despejadas, reflejadas por el suelo mojado. Puede ser uno de los paisajes más bonitos de este mes, el reflejo de los neones y luces en un charco de un paseo como el de Preciados o Castellana. Una visión que representa la perfecta mezcla de natural y artificial que tanto caracteriza a nuestra ciudad.
Ya que hablamos de la Castellana, debemos mencionar el Museo Nacional de Ciencias Naturales. La cúpula metálica que la corona refleja esta luz de noviembre característica sobre todos los que estén cerca de allí. Sus amplios jardines delanteros llenos de árboles son una versión concentrada de lo que más caracteriza a la estación. Por supuesto, siempre se puede entrar y disfrutar de una (o varias) de las impresionantes exposiciones que se encuentran en el lugar.
Con similares características, el CaixaForum y su jardín vertical impresionan de solo verlos en esta estación. Cubrirse con su techo y ver la lluvia correr entre plantas colocadas verticalmente, moviéndolas y creando pequeños riachuelos. En ningún otro lado podrás tener esa vista.
Puede resultar una de las experiencias menos ortodoxas de noviembre, pero Atocha es magnífica. No hay que malinterpretar. Atocha, solo por su estilo arquitectónico, diseño y esculturas, es un sitio digno de visitarse bajo cualquier excusa. Pero si además de esto añadimos lluvia o temporal, este lugar gana muchos puntos.
Noviembre es un mes como ningún otro, que condensa todos los sentimientos por una preciosa estación. No hay lugar para ver el noviembre llegar como Madrid.
Y es que, si se quiere ver la ciudad, siempre se puede ver desde algún lugar resguardado. Y pocos hay que den una vista como la del hotel Regente, una vista del Madrid más otoñal, del Madrid más de noviembre.