Siglo XVI. Felipe II ordena el traslado de la Corte a Madrid, una ciudad habitada por unas 20.000 personas. Nobleza, hidalgos, soldados y licenciados, así como poetas y artistas, se trasladan a la reciente capital en busca de fortuna. Una migración que provoca un crecimiento caótico y desordenado de Madrid, que triplicó su población en muy poco tiempo y obligó a las autoridades a buscar soluciones rápidas y eficaces a la escasez de viviendas.
En aquella época existían en Madrid ciertas posadas usadas por campesinos y comerciantes que acudían a la ciudad a vender sus productos. Estos albergues, de carácter temporal, se caracterizaban por tener un patio interior donde podían dejar sus carros, monturas y tiros lejos de los ladrones y por compartir los servicios comunes. Eran las corralas, que con la migración dejaron de ser provisionales, para convertirse en residencias fijas de familias enteras.
Corralas, edificios castizos tan madrileños como las gallinejas
Las corralas son edificaciones castizas, típicas de Madrid (aunque se pueden encontrar en otras ciudades del mundo, como Sevilla, Vitoria-Gasteiz, Santa Cruz de Tenerife o Buenos Aires), con origen en las viviendas hidalgas y las insulae romanas. Consideradas como el máximo exponente de arquitectura popular, tienen una superficie de unos 30 metros cuadrados y poseen una estructura en forma de “corredor”, es decir, están dispuestas alrededor de un patio central, donde se situaban las zonas comunitarias como los tendederos de ropa, los lavabos, las letrinas o la zona de carruajes.
Aunque se pusieron de moda en el siglo XVI, fue a mitad del siglo XIX cuando proliferan estas construcciones, ocupadas por los trabajadores que llegan a Madrid al reclamo de una oportunidad para prosperar, lejos del campo y de los pueblos que los vieron nacer.
Dónde encontrar corralas en Madrid
En la actualidad siguen en pie unas 500 corralas, repartidas sobre todo por La Latina y Lavapiés. Maravillosos ejemplos son la corrala de la Cava Baja, la de la calle Carlos Arniches, la de la Ribera de Curtidores, la de la calle de la Cabeza (en cuyas paredes se encuentran las celdas de la antigua Cárcel Eclesiástica de la Corona), la de San Cayetano (con su precioso patio y su barandilla policromada de madera) o la de la calle Mesón de Paredes (una corrala de 1839, declarada Monumento Nacional en 1977 y muy popular porque en ella se representaban zarzuelas al aire libre).
Pero las corralas madrileñas no solo son famosas por su arquitectura o por la parte de la historia que les tocó protagonizar. Dado su carácter popular, la calidad de la construcción era deficiente por lo que apenas no había intimidad, lo que no era obstáculo para la gran solidaridad que existía entre vecinos, que se ayudaban entre ellos siempre que era necesario, y que ha mantenido vivos a estos edificios durante más de 500 años.
Madrid posee muchos rincones con historia. Anímate a recorrer sus calles y plazas para aprender más sobre esta maravillosa ciudad y acércate a Hotel Regente para compartir con nosotros lo que más te guste de ella. ¡Te esperamos!