Se trata de uno de los platos más castizos y se suele comer en formato ración o bocadillo. Esta humilde comida tiene sus orígenes en 1950 cuando se elaboraban de las sobras que salían del extinto Matadero de Legazpi que se repartían entre todos los establecimientos que lo cocinaban por partes iguales. En aquellos días el olor de la fritura debía de ser muy familiar e intenso y atraer a la mayoría de los comensales a comer en estos sitios. Era un alimento barato asequible a las clases trabajadoras. En la actualidad, quedan pocos establecimientos en Madrid que sirvan este plato.
Lo primero que hay que saber antes de cocinar este plato es que el entresijo es el mesenterio del cordero y, por tanto, una parte de la gallineja. Según el tamaño del cordero, de cada mesenterio sale uno, dos o tres entresijos. Bien fritos, se quedan muy enroscados y pequeños: de unos 5 x 5 centímetros aproximadamente.
Se trata de un plato muy sencillo pero es importante que la carne esté muy limpia aunque en la casquería la suelen entregar perfecta, no está de más, meterla bajo el grifo en casa hasta que el agua salga clara.
A continuación, simplemente utilizar una sarten honda, añadir aceite, solo un poco ya que la grasa que hemos dejado se fundirá y se irán friendo en su misma grasa y el poco aceite que hemos añadido. Es importante freírlo mucho, hasta que prácticamente estén crujientes. Y una vez fritos añadirles la sal. También están deliciosos con patatas fritas.
Si prefieres degustar esta tradicional comida en un restaurante, te recomendamos los siguientes: Freiduría de Gallinejas en la calle Embajadores, 84 y Casa Enriqueta en General Ricardos, 19.
Después de una buena comida, lo más recomendable es una buena siesta en una de las habitaciones de Hotel Regente. ¡Te esperamos!