Historia de La Gran Vía de Madrid

La Gran Vía de Madrid es una de las calles más conocidas de la Capital de España, y no es de extrañar. Cuenta con una envidiable oferta cultural y comercial, además de tener una activísima vida, tanto diurna como nocturna, que le da razón a eso de que Madrid nunca duerme.

A pesar de que esta bulliciosa calle no pasa desapercibida, pocos conocen la historia de la Gran Vía de Madrid. Esta calle nació como un proyecto que tenía el objetivo de comunicar mejor el centro de Madrid con la zona noroeste de la ciudad. Su planificación y construcción llevó varias décadas: Los primeros planos datan de 1862, pero el diseño final no llegó hasta 1899, con los arquitectos José López Salaberry y Francisco Octavio. Hasta 1910 no se pudieron comenzar las obras y se finalizaron en 1929. Durante este proceso, y para que todo pudiera encajar, hubo que demoler más de 300 casas y casi 50 calles se vieron afectadas.

La Gran Vía de Madrid tuvo muchos nombres anteriormente como Avenida de Rusia, Avenida de quince y medio o Avenida de José Antonio (en homenaje a Primo de Rivera). En los años 80, siendo alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, por fin la calle adoptará el nombre con la que actualmente la conocemos.

A esta gran arteria de la ciudad no le faltan tampoco sobrenombres: desde los años 30, la Gran Vía de Madrid se gana el mote de mini Broadway por su oferta de cines (y, actualmente, gran variedad de Musicales). También se la conoce como la Quinta Avenida Madrileña, por la proliferación de comercios.

No podemos olvidar que La Gran Vía -y las calles aledañas- fue testigo del nacimiento de un nuevo movimiento social de gran relevancia durante los años 80: la Movida Madrileña.

Por su gran afluencia de público, la Gran Vía tiene un alto atractivo para las marcas. Así pues, los anuncios proliferan en sus marquesinas y carteles. Esto llega hasta tal punto que algunas de estas marcas consiguen fusionarse con el paisaje, convirtiéndose en un anuncio protegido como el anuncio luminoso de Scheweppes, que puede verse en el edificio Capitol.

Y por supuesto, en pleno corazón de la Gran Vía también puedes encontrar el Hotel Regente, el mejor lugar donde descansar después de disfrutar de la frenética vida madrileña. Compras, cultura, ocio y mucho más a solo unos pasos de tu hotel.

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