Quizás porque no está en el centro de Madrid o porque hasta hace relativamente poco se encontraba en un estado de semi abandono avanzado, el Parque de la Quinta de los Molinos es uno de los jardines menos conocidos de la capital. Es, en realidad, un verdadero tesoro escondido que se encuentra en el barrio de Salvador, en el castizo distrito de San Blas-Canillejas.
La Quinta de los Molinos, un parque lleno de historia y arte
Estructurado en dos zonas: la norte, que se caracteriza por su estilo romántico paisajista, y la sur, de marcado carácter agrícola, fue propiedad del conde de Torre Arias hasta 1920, año en el que pasó a manos del arquitecto alicantino César Cort.
Movido por la melancolía que le producía estar lejos de su tierra, Cort decidió crear en estos terrenos un extenso jardín mediterráneo compuesto por 8.000 árboles, la mayor parte de ellos olivos, cipreses, higueras, pinos, eucaliptos y almendros, y ampliar la finca, que llegó a medir casi 29 hectáreas. En 1982, tres años después de que Cort muriese, sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, que se hizo cargo de 21 de sus hectáreas que entraron, así, dentro de su Patrimonio. Ese mismo año, se inicia su restauración, gracias a la cual entra en el catálogo de Parques y Jardines Históricos de especial protección del Ayuntamiento. En 1997 es nombrado Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid.
La Quinta de los Molinos, un oasis en pleno Madrid
El visitante que llegue a la Quinta de los Molinos se perderá entre bellas arquitecturas de principios del siglo XX pertenecientes al estilo prerracionalista madrileño, tales como el palacete o la Casa del Reloj. También podrá disfrutar de estanques, fuentes, un merendero de piedra y dos molinos, estructuras que dan nombre a este jardín. Estos molinos se trajeron expresamente desde EEUU y se utilizaban para extraer agua de los pozos y los manantiales para regar.
La Quinta de los Molinos se ha hecho famosa en los últimos años por las innumerables actividades culturales que acoge, como algunos conciertos de los Veranos de la Villa, por ser uno de los lugares preferidos por los madrileños para pasear o practicar deporte y por la floración de sus almendros cada febrero, un verdadero espectáculo para disfrutar con todos los sentidos.
Madrid es una ciudad llena de encanto con muchos rincones que descubrir, como la Quinta de los Molinos. Os animamos a que visitéis al menos una vez este parque tan especial, orgullo de los madrileños y madrileñas que tenemos la suerte de poder disfrutarlo. La Quinta de los Molinos solo está a 28 minutos de distancia en metro del Hotel Regente, así que no tenéis excusa para no visitarlo si os alojáis con nosotros.