Esenciales de Toledo

Toledo es ese tipo de ciudad que parece haberse detenido en el tiempo. Con sus murallas y torreones medievales que dan acceso a un impresionante casco histórico con innumerables rincones en los que perderse.

Desde la Catedral a la Plaza de Zocodover pasando por el imponente Alcázar frente al tajo, no hay un solo punto de esta mágica ciudad que pueda causar indiferencia.

A continuación, compartimos algunos de los rincones secretos y no tan secretos de esta histórica ciudad:

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La Catedral Primada: una compleja y grandiosa construcción cuya riqueza no solo reside en su belleza arquitectónica, sino también en su interior plagado de pinturas, esculturas y piezas de orfebrería.

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Plaza del Zocodover: Fue el centro neurálgico de la ciudad durante la mayor parte de su historia, actuando como plaza mayor de la misma. Una parte de ella fue diseñada por Juan de Herrera en tiempos del reinado de Felipe II. En la actualidad Zocodover es uno de los lugares de la ciudad donde se llevan a cabo multitud de actos y festejos, así como también sirve de popular punto de encuentro y disfrute de los toledanos.

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El Alcázar: En la colina más alta de la ciudad, con 548 m, domina el horizonte la solitaria mole rectangular del Alcázar. Es uno de los pocos edificios exentos de la ciudad. Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, o talleres de sederos, antes de albergar la Academia de Infantería. Durante años albergó parte del catálogo del Museo de Ejército, siendo adaptado para albergarlo en su totalidad, como único emplazamiento nacional de esta colección e inaugurado como tal en 2010.

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La Mezquita del Cristo de la Luz: El edificio original es de planta casi cuadrada de época califal. Su estado de conservación es prácticamente íntegro y constituye, por su originalidad, la más importante muestra del arte islámico en Toledo.

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La Sinagoga de Santa María la Blanca: Construida en el siglo XIII, guarda las características del mudéjar toledano, fue levantada como sinagoga hasta que en el siglo XV se transforma en una iglesia.

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El Monasterio de San Juan de los Reyes: Destaca la iglesia, construida para albergar el panteón dinástico de la reina Isabel la Católica, así como el claustro cuadrado y de doble piso, que compone una de las obras maestras del gótico final, dentro de la estética hispano flamenca.

Pero Toledo no solo es una ciudad de grandes monumentos, también se caracteriza por tener miles de rincones en los que perderse; desde sus miradores a sus cobertizos y callejones.

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