La Siesta: Una (buena) costrumbre muy nuestra

Podemos considerar que la siesta es la costumbre española que mejor hemos exportado al resto del mundo. Y es que no hay extranjero (ni español) que al que no le agrade la idea de echarse una cabezadita a media tarde. Y la verdad es que no nos extraña, porque si la siesta no existiera, habría que inventarla.

Eso debieron pensar en La Regla de San Benito allá por el siglo XI, donde se incluyó la norma del guardar reposo en la “sexta hora” (al mediodía). Este término ha ido derivando: comenzó llamándose sextear y, posteriormente, sestear. Así hasta llegar a nuestro término actual: siesta.

La siesta es un periodo no superior a una hora, que sirve para descansar después de comer.  Su posición recomendada es tumbado en la cama, pero cada persona es un mundo y cada mundo tiene sus costumbres, por lo que también se aceptan siestas en sofás, sillones, butacas o cualquier soporte que nos sirva para reposar.

La popularidad de esta práctica llevó, en su día, a que incluso los comercios cerraran al mediodía para que sus dueños pudieran echarse un sueñecito.

Y es que a nosotros la siesta nos gusta, para qué discutirlo. Pero no solo nos gusta por lo que representa, sino también por los beneficios que conlleva, como por ejemplo:

–        Alivia tensión y relaja

–        Aumenta la capacidad creativa, la imaginación y ayuda a resolver problemas.

–        Ayuda a despejar la mente

–        Previene el envejecimiento y alarga la vida

–        Ayuda a mantenernos positivos y a tener mejor humor

–        Reduce el riesgo de infartos

–        Combate la ansiedad y el estrés

–        Aumenta el rendimiento porque combate la fatiga, tanto física como mental.

Así que, si no tienes costumbre de dormir a mediodía, hazle caso al refranero y “donde fueras haz lo que vieras”. Si vienes a Madrid, tómate un respiro al mediodía y recarga pilas con una siesta reparadora en el Hotel Regente. Porque para vivir al máximo Madrid, la siesta es absolutamente necesaria.

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